Hoy quiero compartir mi testimonio sobre la misericordia de Dios y la sanidad que me concedió cuando decidí honrarlo con obediencia, incluso en mi alimentación. Mi historia es un testimonio de cómo el Señor nos guía a través de sus designios, tal como se nos instruye en Levítico 11 acerca de cómo debemos alimentarnos. Hace casi un año, fui diagnosticado con cáncer. Todo comenzó con unas analíticas generales cuyos resultados alarmaron a mi médico, quien luego ordenó pruebas más específicas. Finalmente, una biopsia confirmó el diagnóstico. En ese momento crucial, tenía que decidir cómo enfrentar esta noticia.
Reacción de Fe
Soy adventista del séptimo día hace 30 años, pero cuando escuché el diagnóstico, podría haberme dejado llevar por el miedo, la tristeza, o la negación. Sin embargo, mi reacción fue diferente. Lo primero que hice fue arrodillarme en oración y decirle al Señor: "Bendito sea mi Señor, yo sé que tú me amas y esto no es por mal, sino por bien. Algo estoy haciendo mal y tengo que entregar todo mi ser y toda mi vida a ti. Que la gloria y la honra sean para ti, Señor".
“Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envíe a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador."" (Éxodo 15:26 Reina-Valera 1960)
Buscando Sabiduría y Orientación
Decidí comenzar el tratamiento médico recomendado por mis doctores, pero también le pedí al Señor que me diera sabiduría sobre qué más podría hacer. Durante este tiempo de búsqueda espiritual, me encontré con un amigo a quien no había visto en 20 años. Al contarle sobre mi diagnóstico, me recomendó un médico que trabajaba con tratamientos basados en plantas y jugos naturales, asegurando que estos métodos podían curar el cáncer.
Cambios en mi Alimentación
Decidí seguir este tratamiento alternativo con dedicación y responsabilidad. Me enfoqué en una dieta estricta que eliminaba pan, harinas, azúcares, pastas y arroz. En su lugar, consumía legumbres, jugos verdes y ensaladas, y ocasionalmente un poco de pescado. Además, me permitía frutas bajas en azúcar, como la pera. Compré un extractor y comencé a hacer jugos en casa. A veces usaba rúcula o espinaca, otras veces repollo con zanahoria, siempre añadiendo un limón entero y dos dientes de ajo. Aunque al principio el sabor puede ser fuerte, me acostumbré rápidamente. Si se desea, se puede agregar media manzana verde para mejorar el sabor, pero yo opté por no hacerlo.
Resultados Sorprendentes
Gracias a Dios, en dos meses, después de seguir este régimen, vi resultados sorprendentes. Mi nivel de inflamación en la próstata, que estaba en un nivel preocupante, disminuyó drásticamente. Después de seis meses de mantener esta dieta y con la gracia de Dios, me realizaron otra prueba y no había rastro de inflamación. Los médicos me indicaron que, si continuaba así, no necesitaría más pruebas.
Nuria
Que hermosa experiencia Alabado sea el nombre De Dios, por su poder transformador 🙏