¿Cómo te consideras tú respecto a Dios? ¿Cómo un siervo o como un amigo?

1. Gran Privilegio!!!

En su infinita misericordia y amor, Dios nos ofrece el extraordinario privilegio de ser llamados sus amigos, a pesar de que, por derecho, deberíamos ser solo sus siervos. Como nuestro Creador, Él tiene toda autoridad sobre nosotros, y sin embargo, nos eleva a una relación de intimidad y confianza. Reflexiona sobre esto: en una relación laboral, ¿compartirías tus anhelos, sueños o planes personales con tu jefe? Sería muy raro hacerlo. De igual manera, es raro que un jefe revele sus intenciones o proyectos personales a sus empleados.

2. Propósito Divino

Esta relación especial no se basa solo en obediencia ciega, sino en un entendimiento compartido y una misión común. La amistad con Dios significa que hemos sido incluidos en sus propósitos divinos y que tenemos el privilegio de participar en su obra en el mundo. Como se menciona en 1 Corintios 2:9-10 (RVR1960): "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu."

3. Reflexionemos

Por lo tanto, nuestra obediencia a Dios es un reflejo de un corazón transformado por su amor, uno que desea vivir en sintonía con su voluntad. Esta transformación nos permite honrar a Dios, quien, por amor, lo entregó todo por nosotros. Tómate un momento para meditar en esta maravillosa verdad. Agradece al Señor en oración por llamarte amigo y por revelarte sus planes. En su amor y misericordia, Dios nos invita a una relación íntima y personal, mucho más allá de la mera servidumbre, donde somos verdaderamente sus amigos y colaboradores en su obra.