Mi nombre es Hermán Campiño, y mi bautizo marcó un día trascendental en mi vida: entregué mi vida a Cristo en las aguas del río Filandia, en Colombia. Este río, conocido por su tranquilidad y serenidad durante todo el año, fue el escenario perfecto para este momento tan significativo. Compartiré con ustedes cómo se desarrolló esta experiencia transformadora y cómo reafirmé mi fe en medio de la adversidad.
Preparativos para un Día Inolvidable
Desde que decidí bautizarme, supe que quería que mi esposa, mi familia espiritual y mis amigos más cercanos estuvieran presentes. Este día no solo representaba un nuevo comienzo para mí, sino también una oportunidad para que ellos pudieran ser testigos de mi compromiso con Cristo. Así que, con anticipación y entusiasmo, los invité a acompañarme en este día especial. La mañana comenzó con una suave lluvia, que pronto se transformó en un fuerte aguacero, pero ni siquiera eso disminuyó mi emoción. Antes de dirigirnos al río, realizamos una ceremonia en casa, liderada por el Pastor Nelson López. Su mensaje fue profundamente emotivo, centrándose en la importancia de seguir el ejemplo de Jesús al ser bautizado por inmersión. Explicó que este acto simboliza la muerte y resurrección hacia una vida eterna. Sus palabras resonaron en mí y me prepararon espiritualmente para lo que estaba por venir.
“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva." (Romanos 6:4, Reina-Valera 1960)
El Camino hacia el Río
A medida que nos dirigíamos al río, la suave lluvia de la mañana se intensificó, convirtiéndose en una tormenta. Las condiciones climáticas parecían un obstáculo considerable, y el Pastor López sugirió posponer la ceremonia. Sin embargo, mi determinación y amor hacia Jesús no podían esperar ni un solo día más. Sentí una certeza en mi corazón de que ese era el momento correcto, independientemente del clima.
Un Testimonio de Fe
Cuando le expresé al pastor mi deseo de continuar con el bautismo, vi en sus ojos una mezcla de sorpresa y admiración. Mi decisión se convirtió en un testimonio de fe no solo para él, sino también para todos los presentes. Enfrentar la tormenta y las aguas embravecidas del río fue una prueba de mi compromiso y fortaleza espiritual. El apoyo de mis seres queridos me rodeó, brindándome el valor necesario para seguir adelante.
El Bautismo: Un Renacer Espiritual
Al ingresar a las aguas del río Barbas de Filandia Quindío, sentí la fuerza de la corriente, pero también una paz indescriptible. Sabía que nada me haría cambiar de parecer. El Pastor oró por mí, invocando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. En ese momento, me sumergió en las aguas, y al emerger, supe que había renacido como una nueva persona. Dejé atrás al viejo hombre que hacía mi voluntad y comencé a caminar bajo las leyes de Dios. Las aguas turbulentas parecieron calmarse mientras salía del río, como si Dios mismo fuese el que con su propia voz dijera: "Río Enmudece". Sentí que cada gota de agua me purificaba y renovaba, otorgándome una nueva perspectiva y una vida centrada en la fe.
Reflexiones sobre el Significado del Bautismo
El acto de bautizarme en el río Filandia fue más que un simple ritual; fue una declaración pública de mi fe y una promesa de vivir de acuerdo con los principios cristianos. A través de este bautismo, experimenté una conexión profunda con Jesús y una renovada comprensión del sacrificio que Él hizo por nosotros. Cada desafío enfrentado ese día fortaleció mi convicción y mi deseo de vivir una vida dedicada al servicio de Dios.
Margarita
Que hermosa experiencia Alabado sea el nombre De Dios, por su poder transformador 🙏