"Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios."
Corazón de un niño
Este versículo nos invita a considerar la pureza y sencillez con la que los niños se acercan a Jesús. En un contexto donde los discípulos trataban de alejar a los niños, Jesús les da una enseñanza poderosa: el reino de Dios pertenece a aquellos que se acercan a Él con un corazón humilde, confiado y lleno de fe, como el de un niño. Un niño acepta la dependencia de sus padres y es así que Jesús quiere que vivamos, confiados en Dios como nuestro padre, pues Él conoce nuestra necesidades y nos provee diariamente.
Los niños son un ejemplo vivo de lo que significa tener una fe sincera y genuina. No complican las cosas, no se preocupan por los detalles, simplemente confían. Esta es la actitud que Jesús desea ver en todos nosotros.
Dios espera que le busquemos siempre
A menudo, como adultos, podemos llenarnos de dudas, preocupaciones y orgullo, olvidando lo que significa tener una relación pura y directa con nuestro Salvador. Este versículo nos recuerda la importancia de volver a esa fe sencilla, de confiar en Dios sin reservas, de acercarnos a Él sin temor, sabiendo que siempre seremos bienvenidos en Su presencia.
No seamos piedra de tropiezo
Además, Jesús nos enseña aquí la importancia de no ser un obstáculo para que otros, especialmente los más vulnerables, se acerquen a Dios. A veces, sin darnos cuenta, nuestras actitudes, palabras o acciones pueden ser un impedimento para que otros encuentren el camino hacia Cristo. Debemos ser facilitadores de esa relación, mostrando amor, paciencia y comprensión.
Semilla para el reino de los cielos
En la iglesia, en nuestras familias y en nuestra comunidad, debemos asegurarnos de crear un ambiente donde los niños se sientan amados y valorados, donde puedan conocer a Jesús de manera personal y crecer en su fe. Al hacer esto, no solo estamos siguiendo el mandato de Jesús, sino que también estamos sembrando las semillas del reino de Dios en la próxima generación.
Vasijas útiles para Cristo
Que el Señor nos ayude a tener corazones humildes y dispuestos a aprender de los niños, y que nunca seamos un obstáculo, sino siempre un puente, para que otros puedan venir a Cristo.
Dependamos de nuestro Padre
Los niños dependen por completo de sus padres para todo: para su alimento, su cuidado, su seguridad, y su guía en la vida. Esta dependencia no es una debilidad, sino una muestra de confianza plena. Los niños confían en que sus padres les proveerán lo que necesitan, sin dudar, sin preocuparse, sabiendo que están en buenas manos.
Jesús, al decir "Dejad que los niños vengan a mí", no solo destaca la pureza y la humildad de los niños, sino también su capacidad innata para depender de otros con total confianza. Así como un niño depende de sus padres, Jesús nos invita a depender de Dios de la misma manera. Él quiere que acudamos a nuestro Padre celestial con la misma confianza, con la misma seguridad de que Él proveerá todas nuestras necesidades.
Comentarios de nuestros seguidores
***MIGUEL***
En un mundo donde se valora la independencia y la autosuficiencia, Jesús nos recuerda que la verdadera fortaleza está en reconocer nuestra necesidad de Dios y en confiar en Él completamente. No podemos caminar solos, no podemos enfrentarnos a las dificultades de la vida con nuestras propias fuerzas. Necesitamos depender de Dios, así como los niños dependen de sus padres.
***MARIA EUGENIA***
Jesús nos llama a acercarnos a Dios con el corazón de un niño, con una dependencia total y una confianza inquebrantable. De la misma manera en que los niños buscan a sus padres para cada necesidad, Jesús nos anima a buscar a Dios, confiando en que Él siempre estará allí para nosotros.
***JOSE LUIS***
Estoy totalmente de acuerdo con tu mensaje y reflexión. Creo que cuando abrazamos esta dependencia, no como una debilidad, sino como una relación de amor y confianza con nuestro Padre celestial, experimentamos la paz que sobrepasa todo entendimiento. Dios, en Su amor infinito, desea cuidar de nosotros, guiarnos y proveer para todas nuestras necesidades. Él está siempre dispuesto a sostenernos, a darnos lo que necesitamos, y a guiarnos en cada paso de nuestra vida.
***MIGUEL***
En un mundo donde se valora la independencia y la autosuficiencia, Jesús nos recuerda que la verdadera fortaleza está en reconocer nuestra necesidad de Dios y en confiar en Él completamente. No podemos caminar solos, no podemos enfrentarnos a las dificultades de la vida con nuestras propias fuerzas. Necesitamos depender de Dios, así como los niños dependen de sus padres.